miércoles, 30 de abril de 2014

Mi primer viaje, o el cómo arruinarse las rodillas por una semana

Parte I
La primer parte del título no es del todo cierta. Mi primer intento de una rodada de larga distancia fue en diciembre de 2008. Amigos de mi papá, ávidos ciclistas y con muchos cientos de kilómetros en su historial, nos invitaron a acompañarlos. Yo, competidor de taekwon do, tres veces campeón estatal y dos veces regional, y que usaba bicicleta como medio de transporte de manera más o menos regular, subestimé la misión. Me dejé llevar por la fiebre de sábado en la noche, y volví a casa dos o tres horas antes de la hora de salida.

Toma tu taekwon do, toma tu tres veces campeón estatal, y retoma tu dos veces regional. De los 110 km que separan Hermosillo de Bahía de Kino, sólo fui capaz de completar 71 km en cinco horas, de las cuales, las primeras dos fueron para transpirar los espíritus ingeridos la noche anterior. El resto, supongo que fue el mero afán deportista de llevar el cuerpo más allá de lo que uno debe. Gracias a la troca barredora que nos recogió a mi bici y a lo que quedaba de mí, en la cual me dormí en cuanto hice contacto con el asiento.

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