viernes, 24 de enero de 2020

Cómo navegar un viaje en bici y no perderte en el intento

Tiempo atrás, navegar un viaje requería el mapa impreso de la región en cuestión y un par de aparatos como una brújula y un compás. Gracias a la tecnología, ahora lo único que necesitas quizá esté en tus manos en este preciso momento: tu celular. Los celulares cuentan con un chip GPS que sirve, además de darle información a las empresas sobre tus hábitos de consumo, para guiarte en esos caminos que quieres tomar cuando vayas a viajar en bicicleta.
Si planeas viajar por carreteras tu vida será muy sencilla, felicidades. Es probable que casi todo el tiempo estés dentro de zona de cobertura, o que no tardes mucho en llegar a ella. En el peor de los casos, sólo debes seguir el pavimento hasta nuevo aviso.

Pero si estás pensando en viajar por caminos más remotos, terracerías, o brechas, tu vida está por complicarse. Entre otras cosas, porque una vez que entres al mundo del despavimentado es posible que pases un buen tiempo sin conexión, lo cual es bueno por varias razones, pero para disfrutar de ello hay que ir preparadx. Al llegar a una intersección donde ninguna de tus dos opciones parece ir en la dirección que deseas, y el agua que tienes sólo te alcanza para un día más, necesitas tener la seguridad de cuál camino tomar. Es probable también que no haya a quién preguntarle. En rutas como la Baja Divide no es extraño pasar días seguidos sin ver a nadie en el camino, y tu única conexión con el mundo será el WiFi de las tienditas en los pueblos que, si bien te va, alcanzará para avisarle a tu mamá que estás vivx.

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Hace algunos años cuando me estaba preparando para una de mis primeras experiencias en terracería, lo mejor que se me ocurrió hacer fue tomar screenshots de Google maps de la zona donde planeaba pasar. El resultado: al no tener referente de mi ubicación actual, tenía básicamente una versión moderna de un mapa de papel, y acabé tomando el camino equivocado y pasando una tarde entera rondando por un bosque, atravesando un rancho privado, y cruzando varios cercos, hasta que decidí dejar la bici recargada en un pino e irme a explorar a pie. Horas después pude corregir mi vuelta errónea y continuar por el camino indicado. Lo que ahora es un recuerdo gracioso, en su momento fueron horas de frustración. El objetivo de este artículo es evitarte eso a ti.

Entonces, cuando vas a hacer un viaje en bici normalmente hay dos opciones:
a)     Planear una ruta desde cero. De nuevo, si vas a viajar por carretera, quizá esto sea cuestión de minutos, dependiendo de cuántos puntos quieras incluir en tu mapa. Pero si vas a viajar por tierra, vete poniendo cómodx porque tienes horas de trabajo frente a ti. Esto se compensa con la emoción de hacer algo nuevo, de sentirte explorador. Apps recomendadas: Google maps es bueno, Ride with GPS es mejor. También recomiendo que la planeación se haga en una computadora en vez de en un celular.
b) También puedes descargar rutas elaboradas por alguien más como las ofrecidas en bikepacking.com o la Baja Divide. En principio, sólo debes cargar la ruta a tu GPS y seguir la línea, e incluyen información de hospedaje, alimentación y condición de la ruta. Generalmente están en un formato llamado GPX, que es compatible con la mayoría de los aparatos GPS incluyendo los celulares. Apps recomendadas: Alpine Quest o Gaia.

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Ahora vamos a profundizar un poco más sobre las aplicaciones mencionadas. Hay muchas formas de hacer lo mismo, pero esto es de lo que puedo hablar de primera mano porque es lo que he usado:

Ride with GPS (www.ridewithgps.com):
Esta es mi opción #1 para planear mis viajes, y como dije, mucho mejor si es en una computadora. Planear una ruta requiere muchos clicks, hacer zoom innumerables veces para ver caminos, y a veces hay caminos que se pueden ver en la versión satélite del mapa y que no están en la base de datos. Para esto, nada como una pantalla grande y un mouse. Inicia creando una cuenta si no la tienes (es gratis), y en ella podrás ir grabando tus avances y rutas terminadas, las cuales puedes poner públicas o privadas. Por seguridad de otros, las rutas que no he hecho las pongo privadas, y las que sí he hecho las pongo públicas.
Nunca he tenido cuenta de paga, pero aún con la cuenta gratis sigue siendo mi herramienta favorita para el paso de planear un viaje. La cuenta de paga es una suscripción anual de $80 dólares al año, la cual, entre otras cosas, te permite agregar puntos de interés sobre la ruta (la versión gratis sólo ves la línea que es tu ruta) y usar la app para navegar fuera de línea, algo absolutamente necesario para rutas remotas pero hablaremos de una opción más barata y una gratis más adelante.
Ride with GPS tiene una aplicación para Android y iOS. En la versión PC se pueden descargar las rutas a formato GPX, la cual después puedes enviar a tu correo y descargar en tu celular. La app con cuenta gratis no te permite descargar rutas, pero hay una forma de resolver esto: abrir ridewithgps.com en el explorador de internet del teléfono (en Chrome, no en la app de Ride with GPS), luego en el menú del explorador elegir “Sitio de escritorio” (Chrome Android) o “Solicitar sitio de escritorio” (Chrome iOS). Esto presenta la página como se vería en una computadora, lo cual habilita la opción de “Exportar archivo GPX”. En Android, un solo click ofrece apps predeterminadas para abrir este tipo de archivos, pero si dejo presionado el botón, luego “Abrir en una pestaña nueva”, se descarga el archivo al celular, que después se puede abrir con Alpine Quest o Gaia, de los cuales hablaremos más adelante.
Ride with GPS acaba de lanzar un nuevo planeador de rutas en la aplicación que es bastante amigable para pantallas touch, se puede usar en la versión gratis pero al momento de grabar la ruta te pedirá que te suscribas, así que quizá quieras ahorrarte el esfuerzo.

PD: Hola RidewithGPS, please sponsor me, I´m @perdidoenbici 

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Esta es la pantalla del planeador de rutas. Cada punto blanco es un click.
Tengo rutas con cientos de clicks, es por ello que recomiendo usar una computadora para esta parte del viaje.

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Esta es la pantalla con la ruta ya guardada. A la izquierda está el botón para descargar el archivo "Export GPX file".
Este botón no aparece en la app gratis.

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www.ridewithgps.com en Chrome móvil.

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Para descargar el archivo GPX a celular con cuenta gratis, selecciona "Sitio de escritorio".
Disponible en ambos Android y iOS.

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Dejar el botón naranja presionado descarga el archivo GPX a la memoria del teléfono.

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Diferentes formatos para diferentes aparatos. GPX es el de uso más extendido.


Google maps:
La vieja confiable, incluida en la mayoría de los celulares, y absolutamente gratis aunque con grandes limitaciones. En general, podría ser suficiente si vas a viajar por carretera.
Google maps es buenísimo para explorar áreas, pero su practicidad termina donde termina la señal o el Wifi, ya que no es posible cargar una ruta predeterminada a esta aplicación para usarla cuando no tengamos servicio. Mi parte favorita de esta aplicación es la opción de mapas fuera de línea. En el menú de la app está “Mapas sin conexión”, la cual nos permite guardar un área para consultarla cuando no haya servicio. Puedes bajar varios mapas y darles el nombre de la zona para fácil acceso. La versión de mapa que se guarda es la simplificada, no es posible guardar la versión satélite. También, la navegación por bici queda fuera, sólo dejando la versión carro, lo cual reduce las opciones de caminos.
Si vas a guardar un mapa sin conexión, tómate el tiempo de explorar el área mientras tienes conexión. Hacer zoom ayuda a revelar caminos que podrían no verse ya que no haya servicio.
Un par de precauciones: un área guardada expira en un mes y ya no es posible consultarla si no se actualiza. Y entre más grande el área, más memoria ocupa.


Ahora pasaremos a dos aplicaciones que son absolutamente necesarias si vas a tomar rutas remotas como la Baja Divide. No son para planear, sino para navegar una ruta previamente planeada y descargada.

Alpine Quest
Sólo está disponible para Android y no parece haber planes de que salga para iOS. Hay versión gratis (Lite) y de paga, cada una es una app distinta. La de paga es la que uso actualmente desde hace más de un año.
En esta aplicación los mapas se guardan automáticamente en la memoria del teléfono cuando los consultas, es decir, no te pregunta si quieres guardar esa área, lo hace y ya. Hay diferentes mapas disponibles con información distinta (caminos, relieve, satélite, etc.). Lo ideal es explorar la zona de interés mientras hay Wifi o señal, y a diferentes niveles de zoom para revelar/guardar diferente información y poder consultarla cuando estés fuera de línea.
La versión gratis (Alpine Quest Lite) no permite cargar una ruta GPX, pero sí hace lo mencionado arriba. Esto podría ser suficiente para viajar por carretera.
La versión de paga cuesta $10 dólares. Es un pago de una sola vez (no suscripción) y la aplicación estará disponible para usar en cualquier dispositivo ligado a la cuenta con la que se descargó. Permite cargar archivos GPX y mostrar la ruta en forma de línea, los puntos de interés, la altimetría, agregar notas sobre el camino, e incluso se pueden planear rutas pero esto casi no lo he usado porque sigo prefiriendo Ride with GPS en la computadora. Esta aplicación es lo que veo todo el día todos los días cuando estoy en ruta.

Screenshot_20200122-153346_AlpineQuest Off-Road Explorer
Vista amplia del mapa topográfico.
Screenshot_20200122-153420_AlpineQuest Off-Road Explorer
Esto es ya con un archivo GPX cargado. En este caso, la Baja Divide.
Screenshot_20200122-153404_AlpineQuest Off-Road Explorer
Ahora agregué los puntos de interés ("waypoints" en inglés), que es información proporcionada por quien creó la ruta. También puedes agregar los tuyos propios.
Screenshot_20200122-153526_AlpineQuest Off-Road Explorer
Vista simplificada de una sección en específico de la ruta.
Screenshot_20200122-153554_AlpineQuest Off-Road Explorer
Aquí está agregada la ruta en color rojo.
Screenshot_20200122-153538_AlpineQuest Off-Road Explorer
Y esto muestra los puntos de interés arriba mencionados: disponibilidad de agua, comida, hospedaje, etc.
Screenshot_20200124-005017_AlpineQuest Off-Road Explorer
Y aquí agregué la altimetría de la ruta. Así es como utilizo la aplicación casi siempre.


Gaia
La he usado muy poco, pero a diferencia de la anterior, está disponible tanto para Android como iOS, y es la herramienta primaria de navegación de mi pareja @karlatrobles.
Existe versión gratuita y de paga. La membresía anual básica está a 17 dólares al momento de este artículo.
Lo que más me gusta de Gaia es que la versión gratis sí permite cargar rutas predeterminadas y puntos de interés (Alpine Quest no), aunque queda limitada a un solo tipo de mapa, un híbrido de caminos y relieve que podría bastar para la mayoría de los casos. Si no hubiera pagado ya por Alpine Quest esta sería mi primera opción.

Komoot
Aunque es la que menos he usado, esta app parece prometedora. Hecha específicamente para actividades en bici o a pie, tiene un planeador de ruta tanto en PC como en la app. Está disponible gratis y con pagos de una sola vez de varios niveles. La versión gratis parece permitir planear una ruta y navegarla fuera de línea, lo cual podría ponerla en una buena posición frente a las que ya he mencionado. Algo raro es que no me permitió importar un archivo GPX que ya estaba en la memoria de mi teléfono cuando lo tenía en modo avión, sino hasta que activé los datos. Pudo haber sido error mío por mi falta de experiencia con la aplicación, pero eso podría ser un muy gran inconveniente.
Como dije, la he usado muy poco, así que si alguien quiere hacer la tarea por mí y mandarme su opinión, puedo actualizar la información en esta publicación con sus debidos créditos.



RESUMEN
En resumen, lo que yo hago es:
  1. Planear mi ruta en Ride with GPS en la computadora y luego grabar el archivo GPX en mi celular. Si voy a seguir una ruta ya elaborada, sólo debo descargar el archivo GPX a mi celular.
  2. Abrir la ruta en Alpine Quest. Si no quieres pagar o tienes un iPhone, entonces recomiendo Gaia GPS.
  3. Explorar el área por donde voy a pasar en la aplicación mientras tengo Wifi para tener acceso a la mayor información posible cuando no tenga servicio.
  4. ¡Ir a pedalear!
Consejos finales: mientras estés en zona de servicio, usar el teléfono en modo avión simula la ausencia de señal y puedes experimentar cuáles opciones de la app sirven y cuáles no. A la hora de navegar la ruta, el modo avión extiende la duración de la batería.
Si vas a confiar en tu teléfono como guía es indispensable que no se te quede sin batería. Recuerda traer una forma de cargar tu teléfono: una batería caché con energía suficiente, panel solar, dínamo, etc.

¡BUEN VIAJE!

lunes, 6 de enero de 2020

Iglesias, chanclas y queso: pedaleando el río San Miguel en Sonora

Karla y yo habíamos planeado explorar una ruta que lleva rato en mi lista de pendientes: conectar Naco, en la frontera México-EEUU, con la ciudad de Hermosillo vía mayormente caminos de terracería, como parte de un proyecto que suelo llamar “La Ruta Trans-Sonora”, que sería una forma de cruzar el estado mexicano de Sonora de norte a sur, ofreciendo una continuación de varias rutas en los EEUU tales como la Great Divide, el Arizona Trail, y la más reciente Wild West Route. Esto se podría, eventualmente, conectar con la también recientemente publicada Ruta Trans-México, la cual hasta ahora asume que antes harías la ruta Baja Divide en Baja California. Aunque no sé por qué alguien desaprovecharía la oportunidad de hacer la Baja Divide, la idea es poner otra opción en el menú, y pues, Sonora es mi estado hogar después de todo.

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Pero semanas antes de nuestro comienzo, oímos la noticia de que una familia de mujeres y niños fue atacado por un grupo armado en un camino cerca del área que teníamos planeada explorar. No supimos qué pensar al respecto, la información que se difunde de eventos como este siempre es de muy variado carácter y origen, pero mucho contra nuestra voluntad, decidimos mejor hacer una ruta que yo había recorrido antes, empezando en la ciudad fronteriza de Nogales y zigzagueando hacia el sur por un poco más de 300 km hasta la capital del estado y nuestra ciudad de residencia, Hermosillo.

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La ruta para salir de Nogales es un horrible inicio debido al caótico tráfico urbano pero logramos salir y pedaleamos 60 km en una carretera con acotamiento, tramo que hasta ahora permanece inevitable porque todo alrededor es propiedad privada o no existen rutas alternativas. Después de Ímuris finalmente tomamos caminos secundarios y llegamos a Magdalena de Kino, uno de los dos pueblos mágicos de Sonora. Cada año en septiembre, peregrinos de varios puntos de la región vienen a visitar a San Francisco Javier, el santo patrono, quien tiene una reputación de cumplir milagros. Su escultura está acostada dentro de una capilla y se dice que si logras levantar la figura tu alma está limpia, pero si batallas o no puedes hacerlo, pues, quizá debas buscar dónde está el confesionario más cercano.

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Aquí nos juntamos con Daniela y Lenin, de Ciudad de México, quienes han estado viajando desde Tijuana después de asistir al Bike! Bike! de este año, un evento que reúne a colectivos ciclistas y talleres de bicis sin fines de lucro. Lenin es ingeniero electrónico y pedalea en chanclas, con una jarana atada a un lado de la parrilla y una alforja en el otro. Daniela, periodista y bicimensajera, ni siquiera estaba pensando hacer un viaje cuando se fue a Tijuana y sólo se había llevado su bici, pero después del evento se hizo de dos alforjas y decidió explorar el estado de Sonora por primera vez.

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Karla y Daniela se habían estado siguiendo mutuamente por Instagram desde hace tiempo, así que cuando surgió la oportunidad de viajar juntas hizo falta decir muy poco más. Les mostramos el tipo de ruta que estábamos haciendo pero les dijimos que, aunque no era lo ideal, no sería imposible para sus llantas flaquitas, sólo pequeños parches de arena aquí y allá. Además, la alternativa es una carretera de 200 km en línea recta donde no hay mucho más que ver aparte de carros.

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La mañana siguiente salimos de la ciudad y una carretera poco traficada nos lleva a Cucurpe, el primero de una serie de pueblos en las márgenes del río San Miguel que fueron fundados en la mitad de los 1600´s por misioneros jesuitas con el propósito de convertir al catolicismo a los nativos Tehuima. Con las lluvias recientes el río está crecido y los cerros están vestidos de verde. Cuando salimos del abarrotes vemos que un grupo de niños con uniforme escolar están amontonados alrededor de nuestras bicis tocando las llantas gorditas; nos ofrecen rellenar nuestras botellas, lo cual hacen de los bebederos de la escuela, y luego instalamos nuestro campamento en el centro comunitario.

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La mañana siguiente empacamos nuestras bicis y pocos kilómetros después de Cucurpe entramos al mundo de lo no pavimentado: el sonido del caucho aplastando la tierra; el tintineo del equipo de cocina dentro de alguna mochila; y además de vacas, absolutamente cero tráfico. Yendo arriba y abajo en un camino hermoso en un día hermoso, pienso que no hay otro lugar en el que quisiera estar en este momento. Algunas horas después llegamos a Tuape, un pueblo de unas pocas casas, una plaza y una iglesia, donde los niños están saliendo de la escuela. El único maestro de la escuela está a cargo de todos los niveles de 1ro a 6to, con un par de niños en cada grado, y todos ellos dentro del mismo salón. Los niños ofrecen rellenar nuestras botellas de agua, supongo que debe ser tradición de estos rumbos. Después de comer en la plaza, continuamos el andar en un camino que va a los cerros y vuelve al río varias veces a través de una serie de cortas e inclinadas subidas y bajadas.

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Distraído por las vistas del camino adelante de nosotros no alcanzo a ver una roca puntiaguda que hace que mi bici se vaya de lado y me arroja colina abajo, pero unos movimientos tipo breakdance me salvan a mí y a mi cámara, la cual traía colgando en la espalda, de azotar contra un montón de piedras. Me levanto y para mi sorpresa nada me duele, pero alcanzo a oír un ligero zumbido proveniente de la llanta delantera. Levanto la rueda y Karla la pone a girar y después de unos minutos de suspenso, el sellador tapa la ponchadura y mi llanta está a salvo. Recojo del suelo la bolsa de asiento, reemplazo las correas rotas por unas nuevas, enderezo el manubrio, me pongo un pañal nuevo y continúo el camino. Más tarde acampamos en un bosquecito de mezquites, de donde recogemos leña para hacer una fogata que incentiva la conversación hasta pasada la medianoche.

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Ya salido el sol recogemos el campamento y pedaleamos hacia Meresichic con nuestras mentes puestas en encontrar un desayuno regional típico, ya que los pueblos de por aquí son conocidos por su queso. Nos cruzamos con dos vaqueros que nos dicen que preguntemos por Doña Chichí y al llegar al pueblo nos dirigimos a su casa, donde nos atiende con chilaquiles, frijoles, huevos y café de talega. Ya con los estómagos llenos continuamos hacia Opodepe, donde las autoridades locales nos ofrecen un lugar para pasar la noche al expresar su preocupación de que acampemos en el monte. Este camino le saca la vuelta al retén militar sobre la carretera principal, así que los carros que escuchamos anoche probablemente no llevaban quesito. Aceptamos su invitación y pasamos el resto de la tarde probando los cítricos locales y reportándonos con nuestras mamás en el wifi de la biblioteca pública.

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El siguiente día nos lleva a Rayón a través de un camino que se deteriora un poco y hace que nuestros amigos de llantas flaquitas tengan que empujar por la arena, pero ambos expresan estar contentos con haberse venido por aquí. Lenin habla sobre su idea de conseguirse una bici de montaña y hablamos sobre distintos tamaños de rueda. Sí, únete al lado oscuro, pienso para mis adentros. En un punto uno de los tornillos que sostiene la parrilla de Daniela se rompe, dejando la rosca adentro del agujero. Lenin y yo nos repartimos sus alforjas y cuando llegamos a Rayón Daniela consigue unas abrazaderas para que la parrilla pueda llegar hasta Hermosillo. El dueño de la tienda nos invita una ronda de café de talega y pan dulce, la cual aceptamos alegremente. 

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Cuando nuestras tazas están vacías le pisamos al pedal para hacer los últimos 40 km del día, rodando sobre pavimento de aquí en adelante. Mi ruta original añade otros kilómetros de terracería pero decidimos darles un descanso a las bicis híbridas e irnos a Ures, un pueblo al cual irías por tamales y pan dulce un domingo después de misa. El último trecho de nuestro viaje de vuelta a casa (al menos para Karla y para mi) se define por varias horas de pedalear en una carretera muy angosta y traficada, que sirve de recordatorio de por qué tiendo a mantenerme alejado de caminos pavimentados. De repente llegamos a un semáforo, el primero que hemos visto en días, indicando que hemos llegado a Hermosillo, marcando así el fin de un viaje memorable, y el inicio de la planeación del próximo.

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FIN