domingo, 29 de junio de 2014

Bahía de Kino, probando con "alforjas"

17 de marzo de 2013

Decidí ir a Kino de nuevo, con el objetivo de no repetir errores anteriores (el de la llanta chueca que me frenó por dos horas, por ejemplo) y con ello hacer un viaje más placentero. Con una diferencia: esta vez conseguí una parrilla, y le monté dos maletas, una a cada lado, que encontré abandonadas en casa. Click en "Leer más" para versión completa:

Una parrilla barata que aguantó ésta y otras cargas. Y sigue viva, de hecho. 




Cargada y lista, listos, para arrancar, antes de que salga el sol.

De nuevo, eché algunas cosas que no iba a necesitar: un sleeping bag, un cambio de ropa, y eso sí, mucha agua y algo de comida. Ésta vez quedé de verme con mis compañer@s de trabajo. Se irían en carro y yo, el rarito, me iría en la bici, y ya la vuelta sería juntos todos en el carro. El viaje fue tranquilo. Marzo es un mes relativamente primaveral, comparado con el verano casi eterno de esta ciudad. Ninguna traba, todo fue avanzar, con ciertas paradas para descansar y observar. Y por supuesto, asegurarme de que la llanta no fuera a jugarme la de la vez anterior.

Aún con el sol fuera, el clima fue muy agradable.

La ya tradicional visita a mi compañero Don Árbol.

Sí, por acá no llueve mucho que digamos.

De pronto me di cuenta de que había pedaleado en exceso y llegado a Islandia.

No estoy seguro exactamente de cuánto tiempo me tomó llegar, pero fueron alrededor de cinco horas, incluyendo una parada para comer fruta y pan con crema de cacahuate en el poblado Miguel Alemán. Al llegar, me pongo en contacto con mis amig@s, y los veo en el oxxo de Kino Viejo.

Hola de nuevo, Kino.

La sensación de llegar a Kino que describí en el post anterior nunca cambia. Aunque he ido incontables veces en transporte motorizado, llegar en bicicleta es siempre como llegar por primera vez. Subo mi bici a la troca, y nos vamos de paseo.

Al final de la calle que atraviesa Bahía de Kino, está este lugar, como una alternativa a las palapas tan llenas de gente.

Cerca se encuentra esta capilla. Con mis llantas 700x23 y lisas hubiera sido arriesgado subir.
En troca, ningún problema.
La entrada de la capilla.

Desde la capilla se tiene esta vista, que incluye una réplica de la zarza que vió Moises
en el monte Horeb, a la derecha en esta imagen.

Ileana, Fer, JD.

Puro ser radiante de tanto sonreír. O bueno, casi...Aquí en el restaurante "El pargo rojo".

La vida en la ciudad es dura. Pero en la playa, en la playa la vida es pura sabrosura. Y Zaira lo sabe.

Fers, JD, Lore.

De esta pedaleada quedó clara la diferencia entre una jornada con dificultades, y una con condiciones ideales. También, empecé a considerar las limitaciones de usar una bicicleta de ruta para viajar, debido a la limitante que representa lo delgado y liso de las llantas en condiciones que no sean pavimento.

Llega la noche, y es hora de volver. Que mañana l@s vuelvo a ver, pero más vestidos, y menos relajados. En la playa la vida es pura sabrosura. Pero en la ciudad, en la ciudad la vida es dura...




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